México, en definitiva, debía buscar como modelos a Suiza o Dinamarca en vez de a Estados Unidos. La gran apuesta industrial solo le parecía sensata "como suplemento de una economía agrícola" que descansara sobre "la energía maravillosa y la capacidad cohesiva de la comunidad rural":
Se usaría la colectividad del campo en su plena extensión, vigorizándola con la técnica y la destreza de la ciencia moderna en su aplicación a pequeños sectores. México, estoy convencido, puede alcanzar su desarrollo cultural y económico más pleno sólo adoptando una política consustancial a su verdadero genio: el robustecimiento de la comunidad local. Cualquier plan que destruya la vitalidad de la comunidad rural mexicana tendrá trágicas consecuencias y repetirá el caso de los tugurios de la primera época industrialista, sin cumplir la promesa de una producción incrementada que procure ocupación y sustento a los cincuenta
o sesenta millones de mexicanos que vivirán a fin de siglo si continúa el ritmo actual de crecimiento demográfico, como probablemente ocurrirá durante las dos generaciones inmediatas.
Fragmento de El gringo que entendió a México
Frank Tannembaum citado en un ensayo de Enrique Krauze, tomado de la revista Letras Libres de Diciembre de 2010.
Su último y desencantado libro sobre México apareció en 1950. Como un eco de una obra de Kropotkin (La conquête du pain), se titulóMexico, the struggle for peace and bread. Tannenbaum reconocía la existencia de dos países: el México parroquial y el moderno. Por un lado estaba el país rural, la mayor parte de la población viviendo en comunidades pequeñas como las que respondieron a la encuesta. De hecho, según el censo de 1950, el 63% de los mexicanos vivía aún en comunidades de menos de cien habitantes. Por otro, el México urbano, que buscaba quemar etapas e industrializarse. ¿Podría lograrlo a la velocidad y con los resultados que se esperaban? Tannenbaum lo dudaba y su duda –debidamente argumentada– irritó a muchos mexicanos.
(…) La nueva industria, sobre todo la manufacturera, mostraba índices notables de crecimiento y una apreciable capacidad exportadora. Pero era allí, justamente, adonde enfilaba sus reparos. ¿A qué costo social se industrializaba México?
Una pequeña clase obrera privilegiada que no abarcaba más del 20% de la población se estaba desarrollando sin conexión alguna con la gran masa del pueblo. La situación –apuntaba Tannenbaum– contenía "todos los elementos de la tragedia, y los líderes sindicales mexicanos no pueden soslayar las consecuencias que van implícitas en este programa". Lo que el México moderno tenía que ofrecer al México parroquial era muy poco. Excepto los artículos industriales a bajo precio (vestidos, zapatos), la industria no estaba orientada hacia la gran masa de consumidores hambrientos del campo. ¿No había allí una oportunidad para toda clase de instrumentos e iniciativas (crediticias, educativas, técnicas, incluidas las máquinas de coser) que pudiesen equipar productivamente a la comunidad, sin desarraigarla, desvirtuarla o destruirla? Tannenbaum lo creía así, y de ahí extrajo sus conclusiones:
"Lo que México necesita es enriquecer sus comunidades locales para lograr una producción agrícola cada vez más amplia, y aumentar la variedad y calidad de los bienes producidos por las artesanías locales, en cantidad suficiente para las necesidades domésticas, y, además, para la exportación.México necesita realmente una filosofía de cosas pequeñas. La escuela rural mexicana fue eso en sus principios, y sobre tales cimientos deben continuar levantándose las nuevas estructuras."
¿Qué eran esas cosas pequeñas? No solo artesanías. Tannenbaum –anarquista creativo, ingeniero social– aportaba varios ejemplos para apoyar la vida de las comunidades mexicanas: pequeñas presas que podían servir como estanques para proyectos piscícolas, motores de combustión interna, pequeñas plantas hidroeléctricas, programas hidropónicos para el cultivo de papas, maíz y otros vegetales, proveeduría de materiales químicos, preparación de abonos, cultivo de frutales en parcelas escolares, artes locales, selección de semillas, sanidad local, cría de animales, apicultura.
Fragmento de El gringo que entendió a México
Frank Tannembaum citado en un ensayo de Enrique Krauze, tomado de la revista Letras Libres de Diciembre de 2010.
En 1948, la revistaForeign Affairspublicó un nuevo ensayo suyo: "Personal government in Mexico". Por una parte, trataba de explicar el extraño fenómeno de la concentración de poder en las manos de una persona: "En México, el gobierno es el presidente. No hay otra manera de expresarlo." Sensible a la presencia del pasado, Tannenbaum explicaba que el presidente en México representaba el papel de un gran padre. De allí desprendió un párrafo memorable sobre la antigua cultura política (indígena y española) que subyacía al poder presidencial (tutelar, paternal, absoluto) en México:
"[El gobierno] al igual que todo padre, debe mandar en forma personal, detallada, sin delegar su autoridad, so pena de perderla. Hombres grandes y pequeños esperarán sentados en la antesala para obtener audiencia sobre algún mínimo detalle que cualquier empleado podría haber resuelto. Pero el empleado es apenas una insignificante sombra de lo que es el gran padre, y lo mismo sucede con el miembro del gabinete. La personalidad del presidente debe estar presente en cualquier transacción entre la gente del campo y su gobierno, por poco importante que ésa sea; el tiempo no tiene ningún significado. Podrían pasar años antes de conseguir la audiencia, así como para conseguir que el dictamen venga de la única fuente de autoridad que es no sólo política, sino moral. Aquí es donde la administración se inutiliza. Como buen padre, el presidente no puede decir "no", y si lo hace, ese "no" no es terminante. Sin duda el corazón del padre puede ablandarse, su bondad puede renacer, sus verdaderas virtudes como padre pueden influir en los problemas que se presentan. Estos asuntos son tan pequeños, tan insignificantes, y el presidente es tan grande y todopoderoso, que únicamente los malos consejeros impiden que él pueda impartir la justicia que pide su pueblo, y si se la niega, entonces no es un verdadero padre, no es un verdadero líder, gobierna arbitrariamente y sin autoridad moral. Es un padrastro, un tirano, un usurpador, un villano, o bien no tiene poder; es sólo un instrumento en manos de fuerzas enemigas y hostiles. Se vuelve necesario echarlo del poder. No existe alternativa entre el gobierno personal y la revolución. La ineficiencia, la corrupción, inclusive la crueldad, cuando son personales, son todas aceptables. Lo que no es aceptable es el gobierno frío, impersonal, eficiente. El cumplimiento no es importante; lo importante es la promesa. La gente siempre estará dispuesta a esperar mientras no se le haga a un lado."
Fragmento de El gringo que entendió a México
Frank Tannembaum citado en un ensayo de Enrique Krauze, tomado de la revista Letras Libres de Diciembre de 2010.
A su juicio, el presidente Cárdenas había tenido muchas otras virtudes: había gobernando con las manos limpias de sangre, había suprimido la revolución como medio normal de trasmitir el poder y había enseñado al pueblo de México que puede ser gobernado sin violencia.
"Sin fanfarronería, sin ademanes rimbombantes o histéricos, sin negar al pueblo su derecho de petición" había gobernado cerca de este. Si el proyecto social de Cárdenas no se cumplió cabalmente, argüía Tannenbaum, fue por falta de tiempo y por falta de devoción en los hombres: "no encontró un número suficiente de colaboradores honestos, capaces, dedicados y altruistas como los misioneros de otros tiempos". Y en una alusión clara a la generación política de Miguel Alemán (la semblanza de Cárdenas se publicaba en 1960) Tannenbaum lamentaba: "Fue la carencia de dedicación, el gusano del engrandecimiento de sí mismo y la ambición personal lo que redujo la eficacia del esfuerzo por rehacer a México."
Fragmento de El gringo que entendió a México
Frank Tannembaum citado en un ensayo de Enrique Krauze, tomado de la revista Letras Libres de Diciembre de 2010.
"México se caracterizará por miles de pequeñas comunidades que poseerán sus tierras en un orden casi comunal y se cultivarán colectivamente; habrá una escuela en el centro de la población, existirá un alto nivel de cooperación en la comunidad para un gran número de actividades, y se formará una base para un gobierno democrático apoyado en una comunidad unificada. Este es el ideal. De ser nuevamente derrotado el pueblo, la respuesta inevitable sería una convulsión que derivará en un nuevo enfrentamiento de fuerzas. Así ha sido siempre."
Su comprensión de la vocación autonómica de los pueblos era la correcta. Pero en aquellos años Tannenbaum no sospechó el papel político del Estado revolucionario en aquella vida del campo. La toleraría, la protegería, la regiría, la normaría, la educaría, la sostendría, pero a costa de lo más preciado: su autonomía.
Fragmento de El gringo que entendió a México
Frank Tannembaum citado en un ensayo de Enrique Krauze, tomado de la revista Letras Libres de Diciembre de 2010.
En aquella segunda obra (Peace by revolution,1933), el título era la clave: según Tannenbaum, México había alcanzado parcialmente la paza travésde la revolución, pero la única forma de consolidar esa paz y evitar un nuevo ciclo de violencia (en un país que nunca había estado "listo" para la democracia) era llevando la revolución a sus consecuencias naturales, lo cual a su juicio suponía cumplir a plenitud con el proyecto "parroquial" y agrario de la lucha. Había que reivindicar integralmente a quienes eran, para él, los actores principales de la Revolución: los pueblos libres de México. Tannenbaum los había censado en su primer libro. A principio de los treinta existían, en efecto, alrededor de 100,000. Eran pobres, aislados, autárquicos pero, en la visión de Tannenbaum, constituían "la mejor influencia para el México de hoy y mañana". Esos pueblos no habían leído las doctrinas de Kropotkin: las encarnaban de manera espontánea. De esta óptica proviene su interpretación de la lucha armada que llegaría a ser la versión canónica en México:
"La Revolución mexicana fue anónima. Era obra, esencialmente, del trabajo de la gente común. Ningún partido organizado presidió su nacimiento, ningún gran intelectual prescribió su programa, formuló su doctrina o delineó sus objetivos."
Fragmento de El gringo que entendió a México
Frank Tannembaum citado en un ensayo de Enrique Krauze, tomado de la revista Letras Libres de Diciembre de 2010.
MÉXICO... ¡Qué extraño y curioso nombre! Para el estadounidense común, México es un gran enigma, un lugar en donde siempre ocurre lo inesperado [...] El que conozcamos tan poco de México no se debe sólo a que sea tan diferente –tan esencial y fundamentalmente ajeno a [...] nuestras propias ideas y costumbres– sino a que es tan complejo, multifacético, colorido, tan pleno de contrastes [...] Conocemos mejor lo que sucede en Albania, Armenia, o Afganistán que lo que ocurre en México.
Pero conocer México es casi una obligación moral.
Fragmento de El gringo que entendió a México
Frank Tannembaum citado en un ensayo de Enrique Krauze, tomado de la revista Letras Libres de Diciembre de 2010.
(…) Aristóteles aclara que no es la convención, sino el nacimiento, lo que divide a los hombres en libres y esclavos, aun cuando el azar pueda invertir el curso natural de las cosas. Un esclavo puede encontrarse en posición de gobernar sobre un hombre libre, pero esta relación sólo estará encarnando una perversión de la naturaleza. Lo mismo sucedería, desde luego, si una mujer mandara sobre hombres libres, o si pretendiera ocupar un sitio en la ciudadanía (…)
(…) Las jerarquías naturales establecen dentro del espacio doméstico una estructura de dominio vertical propia de la monarquías absolutas (…)
(…) el hombre libre, que ejerce un poder incuestionado en la casa, accede al mundo público gracias al estatus y las condiciones logradas en lo doméstico. En efecto, no sólo puede ser hombre libre un ciudadano porque es un varón, sino porque es propietario, en alguna escala (…)
(…)como nos hace saber Aristóteles con toda precisión, la comunidad política se encuentra dividida en dos espacios, es decir, que la vida del total de los habitantes de una polis griega transcurre según lógicas distintas dependiendo del tipo de acciones que se realicen y entre quiénes lleven a cabo esas acciones. Por un lado, encontramos la interacción que se produce entre los miembros de las familias, y entre ellos y las familias de esclavos. En este nivel las relaciones son jerárquicas y desiguales, porque unos cuantos libres gobiernan al resto de los miembros de la casa; éste es el espacio doméstico, y a su interior se producen relaciones tanto políticas como económicas, según los conceptos modernos. En un segundo espacio, el público, la interacción se produce sólo entre individuos libres e iguales, por lo tanto, ninguno gobierna propiamente a otro, sino que todos están sometidos a la misma Ley racional.
Esta peculiar división va a generar alguna confusión mental, pues el espacio público se va a designar con el mismo título que la comunidad política en su conjunto, es decir, como polis. Lo anterior se explica porque, para el pensamiento occidental, ya desde sus orígenes, es espacio doméstico sólo tiene sentido en cuanto fundamento de lo público, y no por sí mismo. De la casa, en efecto, sale el varón racional convertido en hombre público; dentro de ella juega a la vez los papeles de varón/esposo, padre y amo. Bajo cada una de estas figuras ejerce un dominio singular. Todos sus poderes, sin embargo, se deben a una capacidad innata que le hace superior a los demás miembros de la casa.
Así, el varón/esposo manda sobre su esposa porque es un hombre, pero aunque no se menciona explícitamente de esta manera, también sobre las demás mujeres, cualquiera que sea su relación de parentesco. La superioridad natural de los hombres sobre las mujeres, se debe, a decir de Aristóteles, a la menor virtud (cualidad moral/capacidad de razonar) de estas últimas a causa de su "constitución" defectuosa. La cultura helénica no concibe la diferencia sexual, como lo haría Occidente a partir del siglo XIX, como una oposición sustancial, sino que entiende al sexo femenino como un sexo masculino deficiente, incompleto.
Me dueles.
Mansamente, insoportablemente, me dueles.
Toma mi cabeza, córtame el cuello.
Nada queda de mí después de este amor.
Entre los escombros de mi alma búscame,
escúchame.
En algún sitio mi voz, sobreviviente, llama,
pide tu asombro,
tu iluminado silencio.
Atravesando muros, atmósferas, edades,
tu rostro (tu rostro que parece que fuera cierto)
viene desde la muerte, desde antes
del primer día que despertara al mundo.
¡Qué claridad tu rostro, qué ternura
de luz ensimismada,
qué dibujo de miel sobre hojas de agua!
Amo tus ojos, amo, amo tus ojos.
Soy como el hijo de tus ojos,
como una gota de tus ojos soy.
Levántame. De entre tus pies levántame, recógeme,
del suelo, de la sombra que pisas,
del rincón de tu cuarto que nunca ves en sueños.
Levántame. Porque he caído de tus manos
y quiero vivir, vivir, vivir.
No te quedes inmóvil al borde del camino, no congeles el júbilo, no quieras con desgana, no te salves ahora ni nunca.
No te salves, no te llenes de calma, no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo, no dejes caer los párpados pesados como juicios, no te quedes sin labios, no te duermas sin sueño, no te pienses sin sangre, no te juzgues sin tiempo.
Pero si pese a todo no puedes evitarlo y congelas el júbilo, y quieres con desgana, y te salvas ahora y te llenas de calma, y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo, y dejas caer los párpados pesados como juicios, y te secas sin labios, y te duermes sin sueño, y te piensas sin sangre, y te juzgas sin tiempo, y te quedas inmóvil al bordel del camino y te salvas, entonces no te quedes conmigo
Mientras tú existas, mientas mi mirada te busque más allá de las colinas, mientras nada me llene el corazón, si no es tu imagen, y haya una remota posibilidad de que estés viva en algún sitio, iluminada por una luz cualquiera... Mientras yo presienta que eres y te llamas así, con ese nombre tuyo tan pequeño, seguiré como ahora, amada mía, transido de distancia, bajo ese amor que crece y no se muere bajo ese amor que sigue y nunca acaba
y recorté a los dinosaurios volviéndolos lagartos”.
Tomó unos cuantos rayos,
soltó una carcajada y dijo:
“Los partiré por la mitad,
voy a cortarlos en dos mitades”.
Y las nubes empezaron a formar
una gran tormenta de bolas de fuego.
Entonces del cielo cayeron
llamas de relámpagos
como hojas de un cuchillo brillante.
Y les atravesaron la carne
de los Hijos del Sol, de la Luna
y de la Tierra.
Y un dios Indio cosió la herida,
dejando un agujero en nuestro vientre
para recordarnos el precio pagado.
Y Osiris y los dioses del Nilo
crearon una gran tormenta
que formó un huracán
que nos dispersó en un diluvio
de viento y lluvia.
Y un mar de olas gigantes
nos arrastró.
Y si no nos comportamos
nos volverán a cortar
y andaremos en un sólo pie
y miraremos con un sólo ojo.
La última vez que te vi
recién nos habían dividido.
Tu me mirabas.
Yo te miraba.
Me resultabas tan familiar
pero no pude reconocerte
por la sangre en tu rostro
y la sangre en mis ojos.
Pero podría jurar por tu expresión
que el dolor en tu alma
era el mismo dolor que sentía la mía.
Ése es el dolor que
corta en línea recta
a través del corazón
lo que llamamos amor.
Así, nos abrazamos uno al otro
tratando de volver a unirnos.
Estuvimos haciendo el amor.
Haciendo el amor.
Fue hace mucho tiempo,
una noche fría y oscura
cuando la poderosa mano de Júpiter
creo la triste historia
de cómo nos convertimos
en criaturas solitarias de dos piernas.
Esta es la historia del origen del amor.
El origen del amor.
Trad. Rebeca Garza
************************************************
THE ORIGIN OF LOVE
When the earth was still flat,
And the clouds made of fire,
And mountains stretched up to the sky,
Sometimes higher,
Folks roamed the earth
Like big rolling kegs.
They had two sets of arms.
They had two sets of legs.
They had two faces peering
Out of one giant head
So they could watch all around them
As they talked; while they read.
And they never knew nothing of love.
It was before the origin of love.
The origin of love
And there were three sexes then,
One that looked like two men
Glued up back to back,
Called the children of the sun.
And similar in shape and girth
Were the children of the earth.
They looked like two girls
Rolled up in one.
And the children of the moon
Were like a fork shoved on a spoon.
They were part sun, part earth
Part daughter, part son.
The origin of love
Now the gods grew quite scared
Of our strength and defiance
And Thor said,
"I'm gonna kill them all
With my hammer,
Like I killed the giants."
And Zeus said, "No,
You better let me
Use my lightening, like scissors,
Like I cut the legs off the whales
And dinosaurs into lizards."
Then he grabbed up some bolts
And he let out a laugh,
Said, "I'll split them right down the middle.
Gonna cut them right up in half."
And then storm clouds gathered above
Into great balls of fire
And then fire shot down
From the sky in bolts
Like shining blades
Of a knife.
And it ripped
Right through the flesh
Of the children of the sun
And the moon
And the earth.
And some Indian god
Sewed the wound up into a hole,
Pulled it round to our belly
To remind us of the price we pay.
And Osiris and the gods of the Nile
Gathered up a big storm
To blow a hurricane,
To scatter us away,
In a flood of wind and rain,
And a sea of tidal waves,
To wash us all away,
And if we don't behave
They'll cut us down again
And we'll be hopping round on one foot
And looking through one eye.
Last time I saw you
We had just split in two.
You were looking at me.
I was looking at you.
You had a way so familiar,
But I could not recognize,
Cause you had blood on your face;
I had blood in my eyes.
But I could swear by your expression
That the pain down in your soul
Was the same as the one down in mine.
That's the pain,
Cuts a straight line
Down through the heart;
We called it love.
So we wrapped our arms around each other,
Trying to shove ourselves back together.
We were making love,
Making love.
It was a cold dark evening,
Such a long time ago,
When by the mighty hand of Jove,
It was the sad story
How we became
Lonely two-legged creatures,
It's the story of
The origin of love.
That's the origin of love.
Escena de la película "Hedwig and the angry inch". John Cameron Mitchell escribió el guión de la obra y fue también el director y actor principal de la película. La música y las letras de las canciones las hizo Stephen Trask.