martes, 9 de julio de 2013

La verdad es que soy como de piedra, soy como mi propio mausoleo

"La verdad es que soy como de piedra, soy como mi propio mausoleo; no queda ni un resquicio para la duda ni para la fe, para el amor o para la repulsión, para el valor o para el miedo, en lo concreto o en lo general; vive únicamente una vaga esperanza, pero no mejor que las inscripciones de los mausoleos. Casi ninguna de las palabras que escribo armoniza con la otra, oigo restregarse entre sí las consonantes con un ruido de hojalata, y las vocales unen a ellas su canto como negros de barraca de feria. Mis dudas se levantan en círculo alrededor de cada palabra, las veo antes que la palabra, pero, ¡qué digo!, la palabra no la veo en absoluto, la invento. Y ésta no sería la peor de las desgracias, porque entonces me bastaría con inventar palabras capaces de barrer en alguna dirección el olor a cadáver, para que éste no nos diera directamente en la cara a mí y al lector. Cuando me pongo ante mi escritorio, no me siento más a gusto que uno que cae en pleno tráfico de la Place de l'Opera y se rompe las dos piernas".

Franz Kafka en "Diarios".