viernes, 16 de enero de 2015

"Te reencontrarás"

" Le pregunté también:
—¿Cómo me ves? Me miró sorprendida.
—Quiero decir: ¿cómo me describirías? —Eres muy francesa, muy soft, como se dice aquí. Muy idealista también. Careces de defensa, es tu único defecto.
—¿El único?
—Pero sí. Aparte de eso eres animada, alegre, encantadora. Era más bien sumaria su descripción. Repetí: —Animada, alegre, encantadora. Pareció molesta:
—¿Cómo te ves tú?
—Como una ciénaga. Todo es tragado por el cieno.
—Te reencontrarás."

Fragmento de "La mujer rota" de Simone de Beauvoir

" Un hombre había perdido su sombra. No sé ya lo que le pasaba, pero era terrible. Yo perdí mi imagen. "

" Un hombre había perdido su sombra. No sé ya lo que le pasaba, pero era terrible. Yo perdí mi imagen. No la miraba a menudo, pero, en el trasfondo estaba allí, tal como Maurice la había pintado para mí. Una mujer directa, verdadera, "auténtica", sin mezquindad ni compromiso pero comprensiva, indulgente, sensible, profunda, atenta a las cosas y a la gente, apasionadamente entregada a los seres que amaba y creando para ellos la felicidad. Una hermosa vida, serena y plena, "armoniosa". Está oscuro, ya no veo. ¿Y qué ven los otros? Quizás algo horrible."

Fragmento de "La mujer rota" de Simone de Beauvoir

" ¿Es que sé quién soy? "

" —¿Cómo quieres salir de esto? No haces nada.
—¿Salir de qué?
—De este marasmo. Se diría que te hundes a propósito.

Se encerró en su escritorio. Piensa que le hago una especie de chantaje, para aterrarlo y evitar que me deje. Quizá tiene razón. ¿Es que sé quién soy? Quizás una especie de sanguijuela que se alimenta de la vida de los otros: la de Maurice, la de nuestras hijas, la de todos esos pobres "perros mojados" a los que pretendía ayudar. Una egoísta que rehúsa largar la presa, bebo, me dejo estar, me enfermo con la intención inconfesada de enternecerlo. Enteramente engañada, podrida hasta los huesos, haciendo comedias, explotando su lástima. Debería decirle que viva con Noëllie, que sea feliz sin mí. No lo logro."

Fragmento de "La mujer rota" de Simone de Beauvoir

" Mi error más grave ha sido no comprender que el tiempo pasa."

" Esta mañana tuve una iluminación: todo es culpa mía. Mi error más grave ha sido no comprender que el tiempo pasa. Pasaba y yo estaba pasmada en la actitud de la ideal esposa de un marido ideal. En lugar de reanimar nuestra vida sexual, yo me fascinaba con el recuerdo de nuestras noches pasadas. Me imaginaba haber conservado mi rostro y mi cuerpo de treinta años, en lugar de cuidarme, de hacer gimnasia, de concurrir a un instituto de belleza. Dejé que mi inteligencia se atrofiara; ya no me cultivaba, me decía: más tarde, cuando las chicas se hayan ido. (A lo mejor la muerte de mi padre no es extraña a esta dejadez. Algo se quebró. Detuve el tiempo a partir de ese momento.) Sí; la joven estudiante con que Maurice se casó, que se apasionaba por los acontecimientos, las ideas, los libros era muy diferente de la mujer de hoy cuyo universo cabe entre estas cuatro paredes. Es verdad que tenía tendencia a encerrar entre ellas a Maurice. Creía que su hogar le bastaba, creía tenerlo todo para mí. En conjunto, daba todo por acordado: eso debió molestarlo, él, que cambia y que cuestiona todas las cosas. La irritación es algo que no perdona."

Fragmento de "La mujer rota" de Simone de Beauvoir

miércoles, 7 de enero de 2015

" Era espontánea, transparente; y también serena, mientras que ahora tengo el corazón lleno de ansiedad y rencor"

" Tengo que aprender a controlarme, a observarme, ¡pero está tan poco en mi naturaleza! Era espontánea, transparente; y también serena, mientras que ahora tengo el corazón lleno de ansiedad y rencor. Cuando abrió una revista, no bien se levantó de la mesa, pensé: "Eso no lo hace en lo de Noëllie", y fue más fuerte que yo, dije violentamente:

—¡No lo harías en lo de Noëllie! Por sus ojos pasó un relámpago.
—Quería nada más que echar un vistazo en un artículo —me dijo con tono medido. —No te erices así por insignificancias. —No es culpa mía: todo me eriza. Hubo un silencio: en la mesa le había contado mi día y no encontraba nada que decirle. Hizo un esfuerzo: —¿Terminaste las Cartas de Wilde? —No. No seguí. —Decías que era interesante.
—¡Si supieras el pito que me importa de Wilde, y qué pocas ganas tengo de hablarte de él! Fui a sacar un disco de la discoteca: —¿Quieres que escuchemos la cantata que me trajiste? —De acuerdo. No escuché mucho tiempo; los sollozos me subían a la garganta; la música ya no era más que una excusa. Ya no teníamos nada más que decirnos, obsesionados por la misma historia de la que él se negaba a hablar. Me preguntó con voz paciente: —¿Por qué lloras? —Porque conmigo te aburres. Porque ya no podemos hablarnos.
Has puesto barreras entre nosotros. —Quien las levanta eres tú: no dejas de rumiar acusaciones. Lo exaspero cada día un poco más. No querría. Y así y todo una parte de mí misma lo quiere. Cuando parece alegre y despreocupado, me digo: "Así es muy fácil." Y cualquier pretexto me sirve para alterar su tranquilidad."

Fragmento de "La mujer rota" de Simone de Beauvoir

sábado, 3 de enero de 2015

La mujer rota

" Los hombres se ayudan tanto entre ellos la ley es tan injusta y él tiene tantas influencias que el divorcio sería pronunciado en mi contra. Él se quedaría con Francis más dinero encima y en cuanto al departamento ¡se acabó! Nada que hacer contra ese chantaje asqueante: una pensión y el departamento a cambio de Francis. Estoy en sus manos. Sin plata uno no puede defenderse uno es menos que un doble cero. ¡Qué fracaso fui desinteresada aturdida matándome de risa de la plata! No les hice raspar sus alcancías lo suficiente. Si me hubiera quedado con Florent me habría agenciado un lindo fajo. Tristan me agarró con el cuento de la pasión: tuve lástima dé él. ¡Y aquí estoy! Ese inflado que se hace Napoleón el chiquito me plantó porque no soy una histérica no caí de rodillas ante él. Voy a apurarlo. Voy a decirle que voy a contarle la verdad al chico: no estoy enferma vivo sola porque el roñoso de tu padre me dejó plantada me enamoró y después me torturó llegó hasta a levantarme la mano. Pescarme una crisis de nervios delante del chico abrirme las venas sobre el felpudo de su puerta eso u otra cosa tengo armas y voy a utilizarlas volverá a mí no me pudriré sola en esta barraca con esa gente allá arriba que me pisotea y los vecinos que me despiertan todas las mañanas con su radio y nadie para traerme algo que masticar cuando tengo hambre. Todas esas atorrantas tienen un hombre para protegerlas chicos para servirlas y yo cero: esto no puede seguir así."

Fragmento de "La mujer rota" de Simone de Beauvoir

" la soledad en un mundo extraño que ya no comprendemos más y que continuará su curso sin nosotros"

" Siempre habíamos mirado lejos. ¿Sería necesario aprender a vivir al día? Estábamos sentados uno al lado del otro bajo las estrellas, rozados por el olor amargo del ciprés, nuestras manos se tocaban; por un instante el tiempo se había detenido. Se echaría a correr otra vez. ¿Y entonces? ¿Sí o no yo podía trabajar todavía? ¿Mi rencor en contra de Philippe se desdibujaría? ¿Volvería a asaltarme la angustia de envejecer? No mirar demasiado lejos. A lo lejos estaban los horrores de la muerte y de los adioses; estaban los postizos, las ciáticas, las invalideces, la esterilidad mental, la soledad en un mundo extraño que ya no comprendemos más y que continuará su curso sin nosotros. ¿Lograré no alzar mi vista hacia esos horizontes? ¿O aprenderé a percibirlos sin espanto? Estamos juntos, ésa es nuestra posibilidad. Nos ayudaremos a vivir esta última aventura de la cual no regresaremos. ¿Eso nos la volverá tolerable? No sé. Esperemos. No tenemos elección."

Fragmento de "La mujer rota" de Simone de Beauvoir