jueves, 22 de marzo de 2012

Conspiratio con Sicilia


…el anarquismo es imposible en la vida política ("No lo merecemos", decía Borges). Su vigencia es moral. Por eso prefiero esa variante suave del anarquismo que es el liberalismo. Más que una ideología es una actitud: una disposición a razonar y argumentar, no a imponer; a demostrar y fundamentar, no a vociferar. El liberalismo, en su esencia, no tiene que ver con la voluntad de poder sino con la voluntad de saber. El liberalismo no tiene fe en la fe sino en la verdad objetiva. Por todo ello, como acuerdo de vida en común, el marco natural del liberalismo no es el amor, que –como sostiene Sicilia– es "inadministrable". Su marco natural es la tolerancia, que consiste en el respeto radical a la persona humana, a la humanidad del otro, a lo que el otro es y a lo que el otro piensa.

Fragmento de "Conspiratio con Sicilia" de Enrique Krauze tomado de "Diálogo sobre la Democracia" de la Revista "Letras Libres", edición Febrero 2012.

Las trampas de la fe democrática


La verdadera democracia, la democracia en su sentido real, no es el voto ni las elecciones libres –aunque la apoyen–, no es una cuestión de administraciones institucionales ni de arreglos entre ellas y sus consejos especializados llamados partidos, cámaras y secretarías, mucho menos el libre mercado o el asalto al poder de los redentores; no es, en suma, un sistema, "sino –dice Douglas Lummis– un proyecto histórico que la gente manifiesta luchando por él". O mejor, una experiencia que repentinamente aparece, en medio del invierno que produce el Estado, "el más frío de los monstruos fríos", dice Nietzsche, y las fracturas de la historia, como una breve primavera. Es, por lo tanto, un aparecer, un milagro que la gente permite dándole voz y presencia a los sin voz y generando relaciones de confianza y de apoyo mutuo más allá de cualquier estructura administrativa, como sucedió en 1968, como sucede hoy con los zapatistas en sus comunidades, en los campamentos de los Indignados, de los Occupy, de la Primavera Árabe o en las grandes marchas y caravanas del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. No es una guerra ni una competencia. Son momentos dichosos en los que la igualdad, la libertad y la fraternidad se realizan en las fracturas del poder y de la historia.

Fragmento de "Las trampas de la fe democrática" de Javier Sicilia tomado de "Diálogo sobre la Democracia" de la Revista "Letras Libres", edición Febrero 2012.

miércoles, 7 de marzo de 2012

La Coyotera


Los policías venían y cobraban cuota a mi mama que en ese tiempo trabajaba cuidando a las muchachas en la vecindad de la Coyotera. Como no tenía para darles moche les pagaba con servicio. Yo veía que ellos entraban muy orondos, hacían muchas burlas mientras de uno por uno pasaban a los cuartos a estar con ellas. Después mi mama se enfermó de los pulmones, adelgazó bastante hasta quedar en los puros huesos. No sabíamos qué la estaba acabando hasta que vinieron del centro de salud y nos sacaron sangre a todos.


Yo creía que la enfermedad que ella tenía era por tanto malpasarse y fumar, pero luego le siguió la diarrea, los llagas en sus partes, el algodoncillo en la garganta que no la dejaba tragar comida. Sufrió lo que no se imaginan.


Dos de sus amigas resultaron con lo mismo. Yo también le entré al jale a la edad de quince años. Así es la necesidad. Me enamoré de un cadete de la séptima zona. Me enseñó a cuidarme con condón, me prometió sacarme de allí y llevarme a vivir con él a su rancho de Veracruz. Yo estaba muy chamaco en aquel entonces, no sabía que andaba esa epidemia que luego se supo era cosa incurable, tremenda. Todos pensaban que era un mal puesto, como brujería, porque mi mama y las gentes fueron quedando chupados como si las estuviera desangrando un vampiro invisible cada noche. El soldadito ya no volvió al ver tanta calamidad, me dejó para siempre, me cambió por otro chavo. Yo vi morir a mi mamá y varias muchachas en mis brazos.


Hace poco vino uno que fue policía, aseguraba que aquí lo habíamos contagiado. La vecina le dijo que ya todas se habían muerto, que yo estaba limpio. Enrabiado, entró a mi casa con pistola y de coraje rompió la televisión, el ropero, los espejos y las pocas cosas que mi mamá me dejó o que yo había comprado con lo que sacaba de mi trabajo de repartir condones, dar platicas y animar a la gente a que se hiciera la prueba del sida. Lo que más me duele es que todas las muñecas que mi mamá guardaba en una vitrina quedaron sin cabeza, destrozadas. A ese fulano le dicen el Gorgojo. Me dijo que iba a regresar para darme un escarmiento porque ahora iba a entrar a jalar con los Zetas.


Asustado fui y di aviso a los del gobierno pero se rieron de mí. Pinche sidoso, pos qué esperabas, me respondieron. A un amigo también lo han amenazado porque anda dando metadona en lugar de heroína en los picaderos. Yo si creo que el Gorgojo es capaz de matarnos. El domingo salió en las noticias que a tres cuadras de aquí un comando de encapuchados ejecutó a una familia. Acribillaron a la abuela y sus tres nietos. Oyeron que la viejita le gritaba a un tal Gorgojo que por amor de Dios no se llevara a sus chamacos. La rafaguearon junto a los chamaquitos, dizque andaban vendiendo droga para otros jefes. Los niños iban apenas en quinto y sexto de primaria. Yo tengo mucho miedo, tanto que me dio parálisis en la mitad del cuerpo, si viene un c omando no podré ni siquiera correr. Antes era el sida lo que nos provocaba mucho espanto, ahora son los encapuchados que llegan en patrullas de la policía y tiran bala parejo. Polis y matones son de los mismos.


Joaquín Hurtado en "Crónica Sero".

No tengo miedo

Hivid 0.75 mg tabletas (noventa) Tomar 1 c/8 hrs.Azitrocin 500 mg tabletas (seis) Tomar 1 al día por seis días.

NO TENGO MIEDO.

¿Qué son, después de todo, tres sexenios sin dinero para medicinas, camas o condones? ¡Carajo! ¿Qué son, vaya, las declaraciones de los curas?

NO TENGO MIEDO.

Protegerte con la inmaculación para que nadie te lleve a la hoguera porque tienes SIDA.

NO TENGO MIEDO.

Que en las fiestas hay quienes fomentan la burla a costa de los sidosos.

NO TENGO MIEDO.

Que el padre oyó lo del SIDA y puso cara de fotocopiada misericordia.

NO TENGO MIEDO.

Rolo tiene SIDA, Rolo tiene SIDA, Rolo tiene SIDA

NO TENGO MIEDO.

Tantos amigos que se han ido y que pudieran seguir aquí, como tú, querido.

NO TENGO MIEDO.

Hay días de ya se me olvida y días de no puedo acordarme. Hay días de nuevos amigos y nuevos adioses.

NO TENGO MIEDO.

Vienes de despedirlo, de padecer el silencio impotente y pasa un coche de donde salen gritos furiosamente familiares: "Te jodimos, cabrón".

NO TENGO MIEDO.

Que por las mañanas llegue tu padre y te diga: "Buenos días putito" y por las noches: "Ya llegué
putito.

NO TENGO MIEDO.

Ya no tardan las pústulas y los ojos sumidos.

NO TENGO MIEDO.
No me quieren en la oficina, tengo qué decirle a mis padres y a mis hermanos de "esto".

NO TENGO MIEDO.

Joaquín Hurtado en "Crónica Sero"

Martillazos

Hace frío. Duelen los pulmones que no llenan de aire. Me hago ovillo. Hoy cumplí cincuenta años, la mitad de ellos como portador. Traigo un mensaje enredado en la lengua, una noticia que no alebresta, un evangelio que ya nadie quiere comprar. Hago un esfuerzo y me incorporo.

Subo los escalones hasta el cuartito en la azotea, pregunto a los chavos si ya mataron a dios. Los miro mientras se echan otro militar, en un exuberante tiro al blanco con tecnología LCD. Los guarros chamacos invierten su preciosa eternidad frente a la consola de videojuegos descuartizando oficiales. Hasta que les da hambre y piden a gritos otra pizza con anchoas y cebolla.

Mariguana y Efavirenz hacen una combinación perfecta para los rucos alcahuetes de la decadencia juvenil. Los chavales me han custodiado con esmero hasta mi entrada triunfal en la oquedad de este domingo. Con manos tembeleques les mendigo el porro vespertino.

Ellos son los verdaderos héroes de la batalla que yo he perdido en el catre y ellos libran en las calles toreando milicias. Con tal de mantenerme sosegado en las horas infecciosas, yo los retribuyo con mi pensión de burócrata disecado.

Es cuestión de saber respetar el sentido histórico que les pertenece. Ellos son dueños del futuro. Un lugar que yo sé que no existe pero que a sus novias aún les hace bonita ilusión. Los chavales artillados deambulan en la estrecha playa existencial donde sólo se amanece para morir. Gente así merece un trato distinguido.

De ellos aprendí el arte insolente de estar en el mundo. Pura estética del yo inservible. Políticas extremas del escombro. Me he colocado en el espacio de la callada rendición, bajo el auspicio de la famosa caída del pulpo cadavérico. Sobreentendidos del amor filial.

Pregunto a los chicos si la cifra que aparece en la pantalla es el puntaje acumulado por cada baja infligida al cuerpo de élite. Me ignoran. Aplaudo.

Aspiro el humo rudo de la mota. Quien vive con sida bajo una de las guerras más sanguinarias del orbe desarrolla esta dejadez cómplice. Me mantengo en la feliz reserva junto a quienes ya sellaron su destino. Los chavos se madrean, se solazan en la reyerta del software poderoso que les emociona hasta el aullido. Soy un espectro que se agazapa en la claridad del siguiente mazazo de grifa.

Mi habla se hunde, se atasca, no fluye. El tiempo colapsa. Me absorbe una dulce somnolencia. La yesca me saca flemas con textura de cascajo. Duele el martillo marro del corazón. Soy sólo el tío puto y desechable. Y ya no tengo remedio.

Joaquín Hurtado, tomado de "Crónica Sero".

Coger


Muy atrás quedó la lívida y persignada metrópoli que pretendió infructuosamente normar las faldas abajo del huesito chanchaquero y los escotes encima del gaznate. Nos cayó el sida y la devota anciana gritó: ¿Ya ven?, ¡por puercos!
Me dieron el VIH+ a mitad de la década ochentera. En esa época los congales donde fichaban las putas chimuelas aún estaban conminados al gueto de lo indecible. Hoy recuerdo con ternura el primer médico que me atendió en el Hospital Universitario. No entendía cómo un hombre puede obtener placer en la verga de otro pelado. Con los ojos del tamaño de platos escuchó mi testimonio. Lo agarré virgencito. Si no hubiera sido por el funesto motivo de nuestro coloquio, quien quita y hubiera jalado. El ñoño y velludo galeno no estaba nada mal…
Bajé a las cloacas y vericuetos de locas y mayates en el primer cuadro urbano. Cines, parques, bares, esquinas, discos, baños públicos y saunas; los sitios no pasaban de una tímida docena. Más acá de la silenciosa amenaza del sida y las extorsiones de la policía, yo alcancé mis más grandes éxitos allí donde la milicia hacía de su jornada franca un generoso rehilete. Hoy los soldados se fueron a cazar infelices. Qué solos quedamos suripantas, maricas y seroconversos en esta suicida explosión del deseo.
Con la llegada del Partido Acción Nacional al poder en los años noventa floreció el moderno Teiboldance. Anglicismo degenerado que nombra todo aquello que años atrás sólo existía como lejano lujo. La ciudad democratizó las nalgas siliconiadas y los pelos güeros que hablaban ucraniano. Tasó sus orificios en dólares.
Los regios han diversificado su oferta en el mercado sexual. Monterrey se solaza como perra en celo. Muestra orgullosa que en los asuntos sicalípticos no se queda atrás del primer mundo. La globalización desembarcó violentamente para ofrecer su menú mercantilizado. Aún a costa de la esclavitud sexual femenina y explotación de menores. Si el consumidor decide quedarse en casita para no maltratarse el cutis bajo la pertinaz lluvia de balazos, sólo basta un click para que cuaje el rapidín en las redes de la araña digital. Lo que pida el rey.
Sí, parece una casualidad histórica que con la llegada al poder local del partido conservador y promotor de los valores de la Familia, las noches se inflamaron con un puterío abundoso y descarado. Sí, podría pensarse que las políticas hipócritas y represivas alimentaron los apetitos prohibidos. A esas evidencias sumemos los escándalos recientes en el giro negrísimo de los casinos. Los dueños son los mismos políticos mochos que se rasgan las corbatas Armani cada vez que se les cuestiona por sus negocios oscuritos.
Por eso creo que con la actual estrategia en contra del narco, el presidente ha pavimentado la irrupción de una patria próvida en estupefacientes. Bien haiga él.
Culo y mota pa´todos. Atáscate marrano.


Joaquín Hurtado. 
*Publicado en el número 188 del Suplemento Letra S del periódico La Jornada el jueves 1 de marzo de 2012