jueves, 22 de marzo de 2012

Las trampas de la fe democrática


La verdadera democracia, la democracia en su sentido real, no es el voto ni las elecciones libres –aunque la apoyen–, no es una cuestión de administraciones institucionales ni de arreglos entre ellas y sus consejos especializados llamados partidos, cámaras y secretarías, mucho menos el libre mercado o el asalto al poder de los redentores; no es, en suma, un sistema, "sino –dice Douglas Lummis– un proyecto histórico que la gente manifiesta luchando por él". O mejor, una experiencia que repentinamente aparece, en medio del invierno que produce el Estado, "el más frío de los monstruos fríos", dice Nietzsche, y las fracturas de la historia, como una breve primavera. Es, por lo tanto, un aparecer, un milagro que la gente permite dándole voz y presencia a los sin voz y generando relaciones de confianza y de apoyo mutuo más allá de cualquier estructura administrativa, como sucedió en 1968, como sucede hoy con los zapatistas en sus comunidades, en los campamentos de los Indignados, de los Occupy, de la Primavera Árabe o en las grandes marchas y caravanas del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. No es una guerra ni una competencia. Son momentos dichosos en los que la igualdad, la libertad y la fraternidad se realizan en las fracturas del poder y de la historia.

Fragmento de "Las trampas de la fe democrática" de Javier Sicilia tomado de "Diálogo sobre la Democracia" de la Revista "Letras Libres", edición Febrero 2012.

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