jueves, 20 de noviembre de 2014

" Porque un hombre como yo no tiene nada que ver con esta sustancia, «la belleza», y, sin embargo, hela aquí, en las cámaras herméticas de mi corazón. "

Zedelghem,
29-X-1931

Sixsmith:

Eva. Porque su nombre es sinónimo de tentación: ¿qué puede tocar más de cerca la esencia de un hombre? Porque el alma le flota en los ojos. Porque sueño con deslizarme entre pliegues de terciopelo hasta llegar a su habitación, donde consigo entrar, y le tarareo una melodía tan... tan dulce que viene a mí y planta sus pies descalzos en los míos, con la oreja pegada a mi corazón, y bailamos como marionetas. Después de ese beso, me dice: «Vous embrassez comme un poisson rouge!», y entre espejos iluminados por la luna nos enamoramos de nuestra juventud y nuestra belleza. Porque me he pasado la vida aguantando a mujeres idiotas y sofisticadas que se empeñaban en entenderme, en curarme, pero Eva sabe que soy terra incognita, y me explora sin prisa, como hacías tú. Porque es delgada como un niño. Porque huele a almendras, a hierba del prado. Porque si me sonrío de que quiera ser egiptóloga me da una patada en la espinilla por debajo de la mesa. Porque me hace pensar en algo más que en mí mismo. Porque resplandece aun cuando está seria. Porque le gustan más los diarios de viaje que Walter Scott, prefiere a Billy Mayerl antes que a Mozart y no distingue un do mayor de un sargento mayor. Porque yo, sólo yo, veo su sonrisa una milésima antes de que le llegue a la cara. Porque el emperador Robert no es un buen hombre —su mejor parte es prisionera de la música inédita que lleva dentro— pero así y todo me dedica esa sonrisa única. Porque oímos a los chotacabras. Porque su risa le brota de un agujero en lo alto de la cabeza y riega la mañana entera. Porque un hombre como yo no tiene nada que ver con esta sustancia, «la belleza», y, sin embargo, hela aquí, en las cámaras herméticas de mi corazón.

Tuyo,
R.F.

Fragmento de "El Atlas de las Nubes" de David Mitchell

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