sábado, 3 de diciembre de 2011

La Mecánica del Corazón (V)



Jack:



Esta carta es muy pesada, tanto que me pregunto si la paloma logrará alzar el vuelo con tales noticias.

Esta mañana, cuando Luna, Anna y yo llegábamos a lo alto de la colina, la puerta de la casa estaba entreabierta, pero ya no había nadie. El taller estaba patas arriba, como si acabara de pasar un huracán. Habían revuelto todas las cajas de Madeleine, hasta el gato había desaparecido.

Fuimos inmediatamente en busca de Madeleine. Y al fin la encontramos en la prisión de Saint Calford. En el poco rato que nos autorizaron a verla, contó que la policía la había arrestado apenas unos minutos después de nuestra partida, y añadió que no había que preocuparse, que aquella no era la primera vez que la arrestaban y que todo  se arreglaría.

Me gustaría poder escribir que ya la han soltado, me gustaría contarte que cocina con una mano, que con la otra arregla a algún infeliz, aunque te eche de menos, que se porta bien. Pero ayer por la noche Madeleine se marchó. Partió en un viaje que ella misma decidió emprender pero del que jamás podrá regresar. Dejó su cuerpo en la cárcel y su corazón se liberó. Soy consciente de que esta noticia te sumirá en un gran estado de tristeza, pero no olvides nunca que tú le has dado la alegría de ser una verdadera madre. Ese era el mayor sueño de su vida. 

Ahora esperamos que la paloma nos traiga noticias tuyas. Espero que la paloma pueda alcanzarte pronto. La idea de que creas aún que Madeleine vive nos resulta cruel. 

Procuraré no releer esta carta, si no me arriesgo a no reunir jamás el valor para mandártela. 

Anna, Luna y yo te deseamos el coraje necesario para superar esta nueva adversidad.

Con todo nuestro amor,

Arthur

P.D.: Y no lo olvides nunca, "¡Oh When the Saints!"

Fragmento de "La Mecánica del Corazón" de Mathias Malzieu.

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