martes, 20 de julio de 2010

Caballos de fuerza





Acabo de estrenar un coche de lujo. Nunca en mi vida había tenido sino pequeños carros, modestos, mediocres, más bien pobres instrumentos de trabajo.
Estuve alegre ayer todo el día, como cuando tuve bicicleta a los once años.
Qué simbiosis se establece entre el objeto y uno mismo? ¿Por qué la posesión de lo superfluo enaltece el ánimo como una conquista?
Con sus 240 caballos de fuerza parece que aumentara la fuerza de uno mismo, su capacidad de acción, su poderío.
Mi mujer y mis hijos están felices también. Nos hemos paseado de un lado a otro admirando su vestidura impecable, su palanca al piso, el espejo lateral que se mueve desde adentro y tantas preciosidades que lo hacen distinto.
¡Dios mío!, me pregunto, ¿esto es lo que llaman enajenación?, ¿o es el principio de mi decadencia?





Bueno, me digo consolándome: Todavía faltan dos años para pagarlo.


Jaime Sabines


De "Otros poemas sueltos (1973-1993)"
Libro "Jaime Sabines: Recuento de poemas. 1950-1993"

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