martes, 21 de agosto de 2012

Segunda tarea: Dejar al descubierto la tosca sombra


(...) el oscuro material negativo —el que con tanto afán se dedica a destruir u obstaculizar la nueva vida también puede utilizarse en beneficio propio tal como veremos más adelante. Cuando estalla y nosotras identificamos finalmente sus aspectos y sus orígenes, adquirimos más fuerza y sabiduría.

En esta fase de la iniciación una mujer se siente acosada por las mezquinas exigencias de su psique que la exhortan a acceder a cualquier cosa que deseen los demás. Pero el cumplimiento de las exigencias ajenas da lugar a una terrible comprensión de la que todas las mujeres tienen que tomar nota. La comprensión de que el hecho de ser nosotras mismas hace que muchos nos destierren y de que el hecho de acceder a las exigencias de los demás hace que nos desterremos de nosotras mismas. La tensión es un tormento y se tiene que resistir, pero la elección está muy clara.

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Nosotras también estamos pinzadas cuando la familia putativa que llevamos dentro o que nos rodea nos dice que no servimos para nada e insiste en que nos centremos en nuestros defectos en lugar de fijarnos en la crueldad que se arremolina a nuestro alrededor, tanto si ésta emana de nuestra psique como si emana de la cultura a la que pertenecemos. 

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Es posible que, como Vasalisa, tratemos de ser amables en lugar de ser astutas, Es posible que nos hayan enseñado a apartar a un lado la aguda perspicacia para poder llevarnos bien con la gente. Sin embargo, la recompensa que recibimos a cambio de ser amables  en circunstancias opresivas consiste en una intensificación de los malos tratos. Aunque una mujer piense que el hecho de ser ella misma le granjeará la hostilidad de los demás, esta tensión psíquica es precisamente lo que necesita para poder desarrollar el alma y crear un cambio.

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Tal como ocurre con el conflicto entre el hecho de someterse a los deseos de los demás y el de ser una misma, esta presión conduce a un buen final. La mujer que se debate entre ambas cosas va por buen camino, pero tiene que dar los pasos que todavía le quedan.

(...)


Las mujeres que tratan de ocultar sus más profundos sentimientos se están matando. El fuego se apaga. Es como una dolorosa forma de cese temporal de las funciones vitales. Pero, al mismo tiempo y quizá con una cierta crueldad, el hecho de que el fuego se apague ayuda a Vasalisa a salir de su sumisión. Y la induce a morir a su antigua vida y entrar temblando en una nueva vida basada en una clase más antigua y más sabia de conocimiento interior. 

Tomado  del Libro “Mujeres que corren con los Lobos” de Clarissa Pinkola Estés (“El rastreo de los hechos: La recuperación de la intuición como iniciación”).





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