sábado, 4 de agosto de 2012

El cuento de "Barba Azul" y el comienzo de la iniciación


Muchas mujeres han vivido literalmente el cuento de Barba Azul. Se casan cuando todavía son ingenuas a propósito de su depredador y eligen a alguien que destruye sus vidas, pues creen que podrán "curar" a aquella persona con su amor. En cierto modo, "juegan con una casa de muñecas". Es como si se hubieran pasado mucho tiempo diciendo: "Su barba no es muy azul."

Con el tiempo, la mujer que se ha dejado atrapar de esta manera se dará cuenta de que sus esperanzas de una vida digna para ella y sus hijos son cada vez más escasas. Cabe esperar que, al final, abra la puerta de la habitación que encierra toda la destrucción de su vida. Aunque el que destruya y deshonre su vida sea el compañero afectivo de la mujer, el depredador innato que lleva en su psique está de acuerdo con él. Mientras se obligue a la mujer a creer que está desvalida y/o se la adiestre a no percibir conscientemente lo que ella sabe que es cierto, las dotes y los impulsos femeninos de su psique seguirán siendo exterminados.


Cuando el espíritu juvenil se casa con el depredador, la mujer es apresada o reprimida en una época de su vida inicialmente destinada al desarrollo. En lugar de vivir libremente, la mujer empieza a vivir de una manera falsa. La falaz promesa del depredador es la de que la mujer se convertirá en cierto modo en una reina, siendo así que, en realidad, se está planeando su asesinato. Existe un medio de salir de todo eso, pero hay que tener una llave.


Clarissa Pinkola Estés, “Mujeres que corren con los lobos” (“La persecución del intruso: El comienzo de la iniciación”) 


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