martes, 14 de octubre de 2014

... maté el televisor, esa bestia insidiosa, esa Medusa, que petrifica a un billón de personas todas las noches con una fija mirada, esa sirena que llama y canta y promete tanto, y da, al fin y al cabo, tan poco

"—¿Recuerda aquella canción de Gilbert y Sullivan, «Lo he anotado en mi lista, y jamás lo olvidaré»? Me pasé la noche anotando quejas. A la mañana siguiente me compré una pistola. Me embarré los zapatos a propósito. Me planté ante la puerta de calle. La puerta chilló: "¡Pies sucios, pies embarrados! ¡Límpiese los pies! ¡Por favor sea aseado!" Le disparé un tiro por el ojo de la cerradura. Corrí a la cocina, donde el horno lloriqueaba: "¡Apáguenme!" En medio de una tortilla mecánica, enmudecí la cocina. O cómo siseó y gritó: "¡Un corto circuito!"
Entonces sonó el teléfono, como un murciélago. Lo eché en el sumidero mecánico. Debo declarar aquí que no tengo nada contra el sumidero. Lo siento por él, un dispositivo útil sin duda, que nunca dice una palabra, ronronea como un león somnoliento la mayor parte del tiempo, y digiere nuestros restos. Lo arreglaré. Luego fui y maté el televisor, esa bestia insidiosa, esa Medusa, que petrifica a un billón de personas todas las noches con una fija mirada, esa sirena que llama y canta y promete tanto, y da, al fin y al cabo, tan poco, y yo mismo siempre volviendo a él, volviendo y esperando, hasta que... ¡pum! Como un pavo sin cabeza, mi mujer salió chillando a la calle. Vino la policía. ¡Y aquí estoy!"

Extracto del cuento "El asesino" del libro "Las doradas manzanas del sol" de Ray Bradbury

No hay comentarios:

Publicar un comentario