martes, 21 de septiembre de 2010

Sobre la ficción I

Para mí, la idea de despuntar de la civilización se identifica más bien con la ceremonia que tiene lugar en la caverna o el claro bosque en donde vemos, acuclillados o sentados en ronda, en torno a una fogata que espanta a los insectos y a los malos espíritus, a los hombres y mujeres de la tribu, atentos, absortos, suspensos, en ese estado que no es exagerado llamar de trance religioso, soñando despiertos, al conjuro de las palabras que escuchan y que salen de la boca de un hombre o una mujer a quien sería justo, aunque insuficiente, llamar brujo, chamán, curandero, pues aunque también sea algo de eso, es nada mas y nada menos que alguien que también sueña y comunica sus sueños a los demás para que sueñen al unísono con  el o ella: un contador de historias.
Quienes están allí, mientras, embrujados por lo que escuchan, dejan volar su imaginación y salen de sus precarias existencias y viven otra vida -una vida de a mentiras, que construyen en silenciosa complicidad con el hombre o la mujer que, en el centro del escenario, fabula en voz alta-, realizan, sin advertirlo, el quehacer mas privativamente humano, el que define de manera mas genuina  y excluyente esa naturaleza humana en ese entonces todavía en formación: salir de sí mismo y de la vida tal como es mediante un movimiento de la fantasía para vivir por unos minutos o unas horas en sucedáneo de la realidad real, esa que no escogemos, la que nos es impuesta fatalmente por la razón del nacimiento y las circunstancias, una vida que tarde o temprano sentimos como una servidumbre y una prisión de la que quisiéramos escapar.

Mario Vargas Llosa
Fragmento de "El viaje a la ficción" tomado de la revista "Letras Libres" de la edición de febrero de 2008.

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