sábado, 25 de septiembre de 2010

Sucede a veces


"Señor Roble:

¿Con que tierra puedo alimentar sus raíces?"



A Rigoberto Ávila
Sucede a veces,
que uno se enamora de los árboles,
por la sombra que producen,
la fuerza de sus ramas
o la dulzura de sus frutos.
Sucede también, a veces,
que el árbol que uno ama
se convierte en hombre,
y uno ama sus ideas,
sus labios,
su corazón,
sus brazos
o el sexo,
(porque los árboles tienen sexo).
Y sucede después, a veces,
que el árbol que uno ama
está tan cerca que asombra,
asusta.
Deja de ser un árbol
y parece un sol
que deslumbra los ojos enamorados.
Y sucede entonces, a veces,
que uno no sabe
si cerrar los ojos y esconderse,
o contemplar al árbol-hombre-sol
hasta quedarse ciego.

Irma Pineda, poetisa de Juchitán, Oaxaca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario