jueves, 9 de septiembre de 2010

El Vacío Perfecto

Aquel que obtiene el vacío perfecto conserva la paz completa y así puede contemplar la evolución de todos los seres.
Todo lo que ha florecido y se ha multiplicado, retornará a su raíz.
Volver a su raíz es encontrar la calma y la calma significa seguir su destino.
Entregarse a su destino es una ley eterna.
Quien conoce esta ley recibe la iluminación.
Quien no obedece esta ley obra como un necio y atrae su desgracia.
Quien conoce esta ley es tolerante; siendo tolerante, no tiene prejuicios; no teniendo prejuicios, es comprensivo; siendo comprensivo, es soberano; siendo soberano será uno con el Tao.
Siendo uno con el Tao, vivirá para siempre y así, durante toda su vida, estará a salvo de todo daño.
En la antigüedad los Sabios eran sutiles, agudos y profundos; tanto que era imposible el entenderlos.
No entendiéndolos sólo se puede describir su aspecto exterior.
Cautos, como quien cruza un arroyo en invierno.
Discretos, como quien teme a sus vecinos.
Reservados, como huéspedes en casa ajena.
Indiferentes, como el hielo que se funde.
Naturales, como la madera de un árbol.
Amplios, como un valle.
Opacos, como el agua pantanosa.
¿Quién, en su reposo, como ellos para aclarar lo turbio? ¿Quién, en su constancia, como ellos para lograr la calma?
Quien sigue el Tao no desea la abundancia.
Por estar libre de posesiones puede ser humilde y al no tener compromisos, alcanzará la plenitud.

Lao Tse
Fragmento del "Tao Te King"

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