miércoles, 8 de septiembre de 2010

Sabiduría

En la antigüedad los Sabios eran sutiles, agudos y profundos; tanto que era imposible el entenderlos.
No entendiéndolos sólo se puede describir su aspecto exterior.
Cautos, como quien cruza un arroyo en invierno.
Discretos, como quien teme a sus vecinos.
Reservados, como huéspedes en casa ajena.
Indiferentes, como el hielo que se funde.
Naturales, como la madera de un árbol.
Amplios, como un valle.
Opacos, como el agua pantanosa.
¿Quién, en su reposo, como ellos para aclarar lo turbio? ¿Quién, en su constancia, como ellos para lograr la calma?
Quien sigue el Tao no desea la abundancia.
Por estar libre de posesiones puede ser humilde y al no tener compromisos, alcanzará la plenitud.

Lao Tse
Fragmento del "Tao Te King"

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