martes, 6 de julio de 2010

La mujer que soy

Son entonces tus manos ávidas
en mí las que me rescatan del sueño
solitario donde floto suspendido
entre tú y la tierra y allá fuera

llueve otra vez mi ventana ya disuelta
en las luces del suburbio nada admite
en esta calma muerta más allá
de nuestra respiración de nuestros cuerpos

cambian de forma hallan otro espacio
para medir distancias
desde la lejanía
hasta aquí tus manos ávidas

mías como una cuna mi mano
te sostiene las tuyas
hablan a través del sueño 3 a.m.
y yo escucho acurrucado

en tu pubis mi hombro entre
tus piernas su lenguaje
escucho al cuerpo tu peso
entonces sobre mí la cama que gira

y nosotros dormimos, dormimos, dormimos.

Luego despertamos, despertamos y te vistes,
te vistes y te vas como es preciso. Te vas.
Dejas dejas dejas a la mujer
que lo admito lo dije yo quisiera ser

la mujer que soy entre tus piernas
el hombre que tu quisieras ser
entre las mías ese hombre
que separa mis piernas que me rescata

del sueño ese hombre en que tú
te conviertes, un hombre cuando te vas
y la mujer que soy duerme
todo el días tus manos ávidas

son un lenguaje del sueño
de las 3 a.m. de la lluvia en la ventana
de la mujer que soy, la mujer que
espera, que espera, que se sienta

y espera y se toca ella misma
meciéndose en su propia mano,
esta mujer que soy cómo deseo
que me abraces así.


Kustum Kozain
-Versión de Jorge Esquinca

Tomado de Revista Letras Libres
Edición Junio 2010



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