domingo, 11 de noviembre de 2012

Brujas

Aprobada la persecución de brujas se encendió con nuevo brío el horror. Tan espléndida se mostraba la nueva fuente de confiscaciones y riquezas que los obispos, entrando al quite y en competencia desleal con los dominicos, montaron sus propias inquisiciones y hogueras. E igual los protestantes, tanto de Europa como de América (tratándose de tierras y oro, católicos y protestantes, como los olivos y las aceitunas, todos son unos).

(...)

Las acusaban de canibalismo, de bestialidad, de volar en escobas, de arruinar las cosechas, de hacer abortar a las mujeres, de causar impotencia en los hombres, de beber sangre de niños, de participar en orgías, de besarle el trasero a Satanás y de copular con él en los aquelarres y de darle hijos, de convertirse en ranas y gatos. De una bruja cuenta el Malleus maleficarum que en las noches emasculaba a los hombres mientras dormían y guardaba sus penes en un nido en la copa de un árbol. Y que un día un labriego despenado llegó a suplicarle que por el amor de Dios le devolviera su pene, que él tenía mujer e hijos y era pobre. La bruja lo mandó a la copa del árbol a que lo buscara. Subió el labriego, hurgó en el nido, se escogió el pene más grande de la colección y a tierra con su tesoro.
Ése no le dijo la bruja quitándoselo Pertenece a un cura párroco.
Les pinchaban los ojos con agujas, las empalaban por la vagina o por el recto hasta desmembrarlas en castigo por haberse ayuntado con el Diablo, las arrastraban tiradas por caballos hasta despedazarlas, las asfixiaban… Inocencio VIII fue el que desencadenó la persecución contra las brujas con su infame bula Summis desiderantes affectibus, que promulgó a los tres meses de haberse hecho elegir papa mediante la intriga y el soborno. Ya hemos aludido a este engendro, corrupto entre los corruptos, monstruo entre los monstruos. Promulgada la bula designó para que le dirigieran la masacre de brujas en Alemania a Heinrich Kramer y James Sprenger ("el apóstol del rosario"), dos dominicos a los que Occidente les debe el manual más completo y sistematizado sobre esas malvadas mujeres, los daños que causan y cómo se deben cazar, juzgar, torturar y quemar: el Malleus maleficarum o "Martillo de brujas", el libro más asesino que haya parido mente humana fecundada por la mala semilla de Cristo. ¡Y pensar que la Puta sostuvo por siglos, desde su Canon Episcopi del año 906, que creer en brujas era herejía! Ahora resultaba que no, que era lo contrario.

Fragmento de "La Puta de Babilonia" de Fernando Vallejo.

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