sábado, 10 de noviembre de 2012

Necesidad

Miriam estaba sentada frente a mí junto a la ventana y yo manipulaba mi cera de modelar. -¿Es preciso tener el rostro que se modela delante para conseguir el parecido? -preguntó cohibida, sólo para romper el silencio.
Evitábamos tímidamente nuestras miradas. Ella no sabía adonde dirigir los ojos, de vergüenza y pudor por la miserable habitación, y mis mejillas también ardían por la vergüenza interior de no haberme preocupado mucho antes por la forma en que vivían ella y su padre. ¡Pero algo tenía que contestarle!
- No tanto para conseguir el parecido como para verificar si interiormente se ha visto con exactitud -sentí mientras hablaba cuan erróneo era lo que estaba diciendo.
Durante años había seguido e imitado la falsa norma de los pintores según la cual es necesario estudiar la naturaleza exterior para poder crear algo artístico; pero, desde que en aquella noche me despertó Hillel, comenzó a abrirse en mí la observación interior: la verdadera capacidad de ver con los ojos cerrados, que desaparece en cuanto se abren, el don que creen todos poseer y que, sin embargo, muy pocos tienen entre millones de personas. ¡Cómo podía hablar siquiera de la posibilidad de medir, con las burdas posibilidades de la vista, el inequívoco modelo de la visión interna!

Fragmento de "El Golem" de Gustav Meyrink

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