martes, 12 de agosto de 2014

...los salvajes y los Civilizados no están separados por tribuses, ni por creencias ni por montañas, no señor, todo ser humano es las dos cosas a la vez

Mientras comíamos, no podía dejar de recordar ni de hablar de mi familia, no señor, ni tampoco de Padre y de Adam: si seguían vivos en mis historias era como si no se moriesen del todo. Sabía que iba a echar muchísimo de menos a Merónima, todos mis demás cuates de isla Grande ya eran prisioneros de los kona. Salió la señora Luna y contempló con sus ojos plateados y tristoños mis lindos Valles arrasados, mientras los dingos lloraban a los muertos. Me preguntaba dónde iban a renacer las almas de mis paisanos ahora que las vallesinas ya no podían parir más gurruminos. Qué pena que no estaba allí la Abadesa para contestarme, porque ni yo ni Merónima lo sabíamos. Nosotros los Clarividentes, respondió al cabo de un rato, creemos que cuando uno se muere, se muere y punto, y ya no vuelve más.
Pero ¿qué pasa con vuestra Alma?, le pregunté. Los Clarividentes no creemos en el Alma. Pero ¿no es terrible y fría la muerte si después no hay nada? Sí, hizo amago de reírse, pero sin sonreír, nuestra verdad es terrible y fría.
Fue la única vez que sentí lástima por ella. Las almas surcan los cielos del tiempo, decía la Abadesa, como las nubes surcan los cielos del mundo. Sonmi es el este y el oeste, Sonmi es el mapa, los bordes del mapa, y lo que hay más allá de los bordes del mapa. Salieron las estrellas e hice la primera guardia, pero sabía que Merónima no estaba durmiendo, no señor, estaba dándole vueltas a la cabeza y rebullendo bajo la manta, hasta que se rindió y vino a sentarse a mi lado, a mirar la cascada al claro de luna. Las preguntas me atormentaban como mosquitos. Esta noche no luce el fuego de los vallesinos ni el de los Clarividentes, dije. ¿No es ésa la prueba de que los salvajes son más fuertes que los pueblos civilizados?No se trata de que los salvajes sean más fuertes que los pueblos civilizados, pensaba Merónima, se trata de que los grandes números son más fuertes que los pequeños. Durante muchos años el Magín nos dio una ventaja, igual que el arma me dio una ventaja la otra noche, en la laguna inclinada, pero con el tiempo, si hay bastantes manos y celebros, esa ventaja desaparecerá.
Entonces, ¿es más mejor ser salvaje que civilizado?
¿Cuál es el verdadero significado de esas dos palabras?
Los salvajes no tienen leyes, le dije, sin en cambio los Civilizados sí.
La cosa es más profunda. El salvaje satisface sus necesidades en el azto. Si tiene hambre, come. Si está enfadado, se pelea. Si se calienta, se empierna lo primero que pilla. Es esclavo de sus deseos, y si el deseo le dice que mate, mata. Como los dingos.
Sí señor, igualito que los konas.
Ahora bien, el Civilizado tiene las mismas necesidades, pero es más previsor. Se come sólo la mitad de la cuchizampa y planta la otra mitad para no morirse de hambre enseguida. Si se enfada, se para a pensar por qué, para no enfadarse la próxima vez. Si se calienta, bueno, como tiene hermanas e hijas que quiere ver respetadas, él también respeta a las hijas y a las hermanas de los demás. Domina sus deseos, y aunque el deseo le dice que haga algo, él no lo hace.
Entonces volví a preguntar, ¿es más mejor ser salvaje que Civilizado?
Escucha, los salvajes y los Civilizados no están separados por tribuses, ni por creencias ni por montañas, no señor, todo ser humano es las dos cosas a la vez. Los Antiguos tenían el Magín de los dioses, pero eran salvajes como chacales, y eso fue lo que provocó la Caída. He conocido salvajes con un fantabuloso corazón civilizado que no les cabía en el pecho. Lo mismo hay algún kona que también lo tiene. No tanto como para imponerse a toda la tribu, pero, quién sabe, igual algún día sí. Un día.
«Un día» era una miaja de esperanza, más pequeña que una pulga.Sí, macuerdo que dijo Merónima, pero no es fácil librarse de las pulgas.

Fragmento de "El Atlas de las Nubes" de David Mitchell

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