jueves, 21 de agosto de 2014

Los ancianos somos los modernos leprosos

—Bah, una vez que te has iniciado en la secta de los Viejos, el mundo ya no te quiere de vuelta. —Veronica se acomodó en una silla de ratán y se ajustó levemente el sombrero—. La gente como nosotros, me refiero a cualquiera que haya cumplido los sesenta, comete dos delitos por el mero hecho de existir. Uno es la falta de velocidad. Conducimos demasiado despacio,  caminamos demasiado despacio, hablamos demasiado despacio. El mundo puede hacer negocios con dictadores, pervertidos y narcotraficantes de toda laya, pero que lo ralenticen, eso es intolerable. El otro delito es ser el memento morí de todo quisque. Cuando estamos delante, la gente no puede seguir negando la realidad tan a gustito.
—Los padres de Veronica cumplieron sendas condenas a cadena perpetua en la intelligentsia —dijo Ernie, con un deje de orgullo.
La mujer sonrió cariñosamente.
—¡Fíjese en la gente que viene en las horas de visita! Se quedan a cuadros. Por eso no paran de repetir esa memez de «uno tiene la edad que siente». ¿A quién pretenden engañar, a nosotros? ¡No señor, a sí mismos!
Ernie concluyó:
—Los ancianos somos los modernos leprosos, eso es lo que pasa.

Fragmento de "El Atlas de las Nubes" de David Mitchell

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