sábado, 26 de julio de 2014

La forma de gobierno más conveniente para un artista es que no haya gobierno. La autoridad que se ejerce sobre él y sobre su arte es ridícula.

La forma de gobierno más conveniente para un artista es que no haya gobierno. La autoridad que se ejerce sobre él y sobre su arte es ridícula. Se dijo que bajo el despotismo los artistas produjeron hermosas obras. Esto no es así. Los artistas visitaron a los déspotas, no como súbditos sobre quienes ejercer su tiranía, sino como ambulantes hacedores de maravillas, como fascinantes personalidades vagabundas, que era preciso recibir, cuidar y dejar en paz, permitiéndoles así crear. A favor del déspota se puede decir esto: que él, siendo un individuo, puede poseer cultura, mientras que la multitud, siendo un monstruo, no tiene ninguna. El Emperador o el Rey pueden agacharse a levantar un pincel para un pintor, pero cuando la democracia se agacha, es simplemente para echar barro. Y sin embargo, hasta ahora la democracia no ha tenido que agacharse como el emperador. En realidad, para echar barro no precisa agacharse. Pero no hay necesidad de separar al monarca de la multitud; toda autoridad es igualmente mala.

Fragmento de "El alma del hombre bajo es socialismo" de Oscar Wilde

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