jueves, 24 de julio de 2014

Tiempo atrás mi imaginación se colmaba de sueños de virtud, fama y placer.

(...) Tiempo atrás mi imaginación se colmaba de sueños de virtud, fama y placer. Antaño esperé ingenuamente encontrarme con seres que, obviando mi aspecto externo, me quisieran por las excelentes cualidades que llevaba dentro de mí. Me nutría de elevados pensamientos de honor y devoción. Pero ahora la maldad me ha degradado, y soy peor que las más despreciables alimañas. No hay crimen, maldad, perversidad, comparables a los míos. Cuando repaso la horrenda sucesión de mis crímenes, no puedo creer que soy el mismo cuyos pensamientos estaban antes llenos de imágenes sublimes y trascendentales, que hablaban de la hermosura y la magnificencia del bien. Pero es así; el ángel caído se convierte en pérfido demonio. Pero incluso ese enemigo de Dios y de los hombres tenía amigos y compañeros en su desolación; yo estoy completamente solo (...)

Fragmento de "Frankenstein o el moderno Prometeo" de Mary Shelley

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