viernes, 25 de julio de 2014

Tan seguros estábamos de nuestro afecto, tan estrecho era nuestro vínculo que hasta estábamos dispuestos a besarnos a ciegas

A la mañana siguiente
Asunto: Ultima pregunta
Querida Emmi:

¿Cómo tendría que haber actuado entonces, qué debería haber hecho, qué habría sido mejor entonces, cuando tu marido me suplicó que desapareciera de tu vida, que no arruinase vuestro matrimonio, que «salvara» a vuestra familia? ¿Acaso «Boston» no era la única solución sensata? ¿Qué otra decisión, qué mejor decisión que ésa podría haber tomado? Esta duda me atormenta desde hace un año y medio. ¡Dímelo, por favor!

Una hora después
Asunto: Ultima respuesta

Tal vez TÚ solo no podrías haber tomado ninguna decisión mejor. Pero, justamente, no deberías haberlo decidido solo. Tendrías que haberme dejado participar A Mí en la decisión. Tendrías que haberme puesto al corriente de lo de Bernhard, ya que él era demasiado cobarde para hacerlo. No dependía de Ti «salvar» o arruinar mi matrimonio. ¡Dependía de mí y de mi marido! Por tu pacto con él y tu misteriosa huida a Boston no tuve la posibilidad de tomar las medidas indicadas en el momento indicado. Es más, tendrías que haber luchado por mí, Leo. No como un héroe, no como «todo un hombre», sólo como alguien que se fía de sus sentimientos. Lo sé, lo sé: no nos conocíamos, ni siquiera nos habíamos visto. ¿Y qué? Yo sostengo que por aquel entonces ya habíamos llegado mucho más lejos. Si bien no convivimos juntos de manera convencional, vivimos juntos, que es más importante. Tan seguros estábamos de nuestro afecto, tan estrecho era nuestro vínculo que hasta estábamos dispuestos a besarnos a ciegas. Pero tú no luchaste por ello. Renunciaste a mí por una nobleza mal entendida. Sin resistencia. ESO es lo que deberías haber hecho distinto. ¡ESO es lo que podrías haber hecho mejor, querido Leo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario